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Anécdotas del día a día

"Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto", Mahatma Gandhi.

Para romper un poco la dinámica del post y darle valor añadido he decidido contar las anécdotas más graciosas que me van pasando durante mi día a día con la fibromialgia. Os reto a que las superéis y sean más graciosas.

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Sólo con el título ya os podéis hacer una idea, pero vamos a contextualizarla:

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Título: "Lanzamiento de helado"

Fecha: febrero 2019

Contexto: era la hora de comer y yo me estaba preparando un rico postre, fresas con helado de nata, mientras mi bebé dormía en su trona plácidamente. Por suerte para la situación estaba sola; quiero decir que nadie comía conmigo, porque podría haber sido el receptor.

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Me había preparado unas cuantas fresas lavadas y troceadas en un cuenco, sólo faltaba echarle trozos de helado de nata para mezclar y degustar uno de mis postres favoritos; aunque tengo que confesar que no suelo comer postre, pero ese día a penas comí para poder saborear mejor. 

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Si habéis comido helado de tarrina en vuestras casas sabréis que nada más sacarlo del congelador el helado está duro como una piedra, pero tenía tal impaciencia y ansia por comerme las fresas que ni corta ni perezosa clavé como pude la cuchara y con toda la fuerza que me ha quedado la fibromialgia, o sea ninguna, intenté sacar el pedrusco de helado. Entre el ansia, la fuerza de una pelusa y el dolor de manos, la cuchara se movía menos que la guardia real británica. Por más que lo intentaba no conseguía mi objetivo, así que me di por vencida y lo deje descongelar un rato.

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Cuando volví a intentarlo mi tozudez hizo que empleara la misma fuerza con la que antes lo había intentado, pero al estar más blando y escurridizo el helado, el pedrusco salió con tanta energía que voló por el salón hasta estamparse en la pared. Me dio tal ataque de risa que tuve que salirme del salón para no despertar a mi peque.

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El resultado fue mejor de lo que esperaba. Estoy considerando la opción de patentar el "lanzamiento de helado", que de haber habido alguien a mi lado se lo hubiera comido de golpe...jajajja Conseguí comer mi deseado postre a la par que me eche una buena risotada por mi habilidad y fuerza brutal. Ni dolor de manos, ni de brazos, la situación superó a la fibromialgia. Obviamente lo limpié rápidamente para que no dejara mancha, pero lo mejor de todo es que desde entonces no es la única vez...tengo al sofá, a la falda de camilla y a todo mi salón acojonado, a ver dónde caerá el próximo trozo. Me he vuelto muy torpe, pero que risas me echo o nos echamos (ala! otro trozo volatil...!) jajjaja.

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Mientras mis limitadas capacidades me dejen recuerdos de este tipo, pienso darle un "like a la fibromialgia".

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...no hay palabras para describir lo q m
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